¿Quieres que los niños lean? ¿Qué sea un placer para ellos?
Para que leer sea un placer uno de los requisitos imprescindibles es ser capaces de crear imágenes mentales. Es una habilidad que los niños tardan años en adquirir, porque necesita una madurez cerebral, pero que puedes ir fomentando desde que son pequeños.
Pero, antes de ver los 3 tips para engancharlos a la lectura, vamos a aclarar qué son las imágenes mentales.
¿Qué son las imágenes mentales?
Una imagen externa es cualquiera que existe en el mundo que nos rodea: el árbol que tenemos enfrente, una lámina de un libro, o la que nos muestra una tablet.
En cambio, una imagen mental es la que existe sólo en nuestra mente. Es una imagen interior no exterior, algo que somos capaces de visualizar (de imaginarnos) aunque no lo tengamos delante.
Tiene que ver con la imaginación, pero no es exactamente lo mismo que la fantasía y creatividad, que tienen, por ejemplo, los niños de 4, que ven una madera y la transforman en plancha, lancha o pizza.
La capacidad de crear imágenes mentales aparece cerca de los 5 años.
Y nos damos cuenta que ya está presente cuando son capaces de escuchar con atención un cuento sin soporte visual. Pueden estar atentos porque interiormente visualizan todas las escenas que están escuchando.
Y, como si esto fuera poco, retienen esas imágenes como si fueran un recuerdo real, de un árbol que han visto, y al día siguiente te pueden contar ese mismo cuento a partir del recuerdo de esas imágenes que han creado en su mente.
Es una habilidad totalmente imprescindible, tanto para aprender a escribir como para aprender a leer.
Porque las letras son símbolos que los niños deben poder «ver» mentalmente para poder recordarlas y aplicarlas. Cuando escuchan mmm tienen que poder ver mentalmente el símbolo de la letra M antes de escribirlo.
Por eso es básica para la mecánica de la escritura y la lectura y, sobre todo, para que se conviertan en lectores entusiastas.
¿Por qué las imágenes mentales son importantes para la lectura?
Porque si mientras leo soy capaz de imaginar eso que estoy leyendo, no leo solo palabras vacías, sin significado. Si soy capaz de imaginar, cada palabra y cada frase despierta en mí unas imágenes mentales, entonces dejan de ser símbolos abstractos ajenos a mi. Son parte de mi, son mi creación en cierta manera.
Y, además, imagínense que les lees un cuento «por capítulos», cada día un poquito… para poder seguir el hilo es necesario recordar esas imágenes que has creado en tu mente.
Qué puedes hacer para facilitar la creación de imágenes mentales:
- Cuéntales cuentos, mira cuentos, léeles… así vinculan la lectura con un momento bello y los libros con algo agradable. Y lee tu, dales ejemplo de lectura.
- Permite que disfruten de su capacidad de crear sus propias imágenes mentales. Lo logras contándoles (o leyéndoles) cuentos sin soporte visual. Para ello tendrás que hacer una transición paulatina, pasando de contar cuentos con apoyo a mantener su atención solo con la narración.
- Evita al máximo el consumo de imágenes ya fabricadas, que son las que vienen de las pantallas. Las pantallas son las mayores «mata impulso lector.»
¿Cuentos ilustrados si o no?
Quizá te preguntes, ¿Es bueno que miren cuentos con imágenes?
Sí, es bueno y requetebueno en comparación con ponerlos frente a una pantalla.
Al mirar un cuento con imágenes, al leerle tu ese cuento, el niño va asociando los libros y la lectura con un momento afectivo, de encuentro. Se empieza a relacionar con los libros de forma positiva. Y las imágenes que ve le permiten tener ese interés hacia los libros cuando aún no es capaz de leer por si mismo ni de crear sus propias imágenes mentales.
Además, al leerles, ven como de los libros, de forma mágica salen historias fantásticas y maravillosas.
Pero no te quedes anclada en los libros y ve al segundo paso, que sean capaces de escuchar la historia sin ningún soporte visual e imaginarse lo que ocurre en su interior, mentalmente.
Novelas frente a pelis
A la vez que ayudamos a esta capacidad favoreciendo este espacio creativo, es importante reducir los factores negativos.
Actualmente tenemos un nivel de consumo de imágenes externas altísimo, que son el gran boicoteador de la creación de imágenes propias.
Rápido, fácil y sin esfuerzo… las pantallas ofrecen miles de historias repletas de imágenes. Es una competencia muy dura a la lectura, que requiere esfuerzo, paciencia y tiempo. En una peli tengo el fin de la historia en dos horas, mientras que en una novela necesito días y hasta semanas para saber el final.
Sin embargo, la calidad de la experiencia de la lectura, la durabilidad, la profundidad de sentimientos que despierta, el vínculo con los personajes… nada tiene que ver al que se produce con la pantalla (y menos ahora que las películas y series son prácticamente de «usar y olvidar»).
¿O no te ha pasado alguna vez que un libro te gustó muchísimo, pero luego hicieron una adaptación al cine y te defraudó?
Eso pasa porque las imágenes que te ofrece la película no encajan con las que fuiste creando en tu cabeza mientras leías. Y las tuyas, tu creación, son mucho más relevantes para ti que las que te dan de fuera.
Mi sugerencia es que vayas haciendo la transición del cuento ilustrado al cuento narrado a viva voz, sin soporte de imágenes para que, desde pequeños, se vayan enganchando al placer que da crear nuestras propias imágenes internas. Porque ese placer les enganchará a la lectura cuando tengan edad para leer por si mismos.
¿Para ti leer es un placer? ¿Recuerdas el primer libro que «te enganchó»?