La crianza y la educación son dos ámbitos en los cuales somos co-creadores de la humanidad del futuro, de forma muy especial y concreta.
Nuestra interacción con los niños les deja huella sí o sí. Aunque no queramos, incluso aunque no interactuemos les estamos dejando huella.
Y es una huella que puede ayudarles a desplegar su potencial o, justo al contrario, bloquearlo.
Vamos a ver algunas ideas para que tu impacto sobre ellos (en casa o en clase) sea cada vez más positivo.
Aquí lo tienes en vídeo por si prefieres escuchar a leer:
Valores y capacidades
Tanto padres como educadores solemos estar de acuerdo en el listado de valores y capacidades que queremos potenciar en los niños: espíritu emprendedor, cooperación, creatividad, autonomía, habilidades sociales, empoderamiento,
Sin embargo, demasiadas veces ocurre que del dicho al hecho hay un largo trecho.
El sistema educativo tradicional, con su manera de evaluar y tratar a los niños en la práctica no estimula estos valores.
Muchas veces —por suerte no siempre, porque si estás leyendo esto es que ya estás en otro punto— hay una contradicción entre los objetivos en papel y lo que realmente ocurre en el día a día.
Por ejemplo, en la etapa de infantil se forja su personalidad. Si no les damos espacio para ser, jugar, relacionarse, si les exigimos sobre adaptabilidad, sobre-exigencia, preparamos una cantera de ciudadanos dóciles, obedientes, desconectados de sus capacidades y de los que les da alegría y placer hacer.
¿Queremos eso para nuestros niños? Yo, no.
Algunos ejemplos del día a día en los que podemos favorecer su creatividad:
No favorece | Favorece |
Corregir sus dibujos constantemente. | Dales una hoja en blanco, ceras de colores y déjarles experimentar, sin juicio, sin bien o mal, sin expectativas. Déjales disfrutar de poder expresarse con libertad a través del color y la forma. |
Redirigir sus narraciones hacia el «realismo» diciendo que está bien y que está mal. Qué es verdad y qué no. | Dejarles expresarse desde su fantasía, que puede ser más real de lo que creemos. |
Aprendamos creatividad de los niños
Vemos que no podemos competir ellos en temas de creatividad e imaginación. Más que enseñarles, son ámbitos donde nos toca aprender de ellos.
Los niños aprenden haciendo, y este hacer implica equivocarse.
Llo que pasa es que el error está penalizado en nuestra sociedad, se considera un fracaso. Y por miedo a ese error muchas personas se paralizan y no hacen nada. Pero el error no es malo, es experiencia y aprendizaje.
«Todo niño nace siendo un artista. Lo difícil es seguir siendo un artista al hacerte mayor».
Picasso
Es mucho lo que podemos aprender de los niños. Intenta en vez de enseñarles, aprender de ellos y verás tu despliegue de creatividad inmediato.
En un estudio que menciona Álvaro Bilbao en El cerebro del niño explicado a los padres, destaca este deterioro progresivo de la creatividad según crecemos,
En ese estudio los preescolares obtienen resultados del 98%, los niños de primaria del 32%, los de secundaria del 10% y los adultos del 2%.
Los adultos resuelven los problemas con eficacia y encuentran una buena solución efectiva y razonable. Sin embargo, los niños son 50 veces más capaces de encontrar múltiples posibles soluciones a un problema. Soluciones cargadas de imaginación, pero ¿quienes somos para juzgarlas de erróneas?
La creatividad no solo es útil para pintar un cuadro, es útil y necesaria para la vida misma. Por eso podemos ejercitarla en todos los aspectos de la vida.
Por ejemplo, ¿Haces las recetas al pie de la letra o eres creativa en la cocina? ¿Ante situaciones complejas ves solamente una solución o múltiples posibilidades, por descabelladas que parezcan?
Formación del profesorado
Como alumna del colegio Waldorf y también cuando me formé como maestra de esta pedagogía tuve muchísimo arte: teatro, música, pintura, canto…
Aunque no me considero artista, en plan «soy pintora», sí que siento que esa formación me ha dado una soltura para resolver las dificultades que han ido surgiendo en mi vida (y te aseguro que han sido numerosas).
Y siento que en la educación tradicional (en general) falta creatividad, artes, juego, respeto…
Porque si los maestros están perdidos, no tienen herramientas personales, no saben cómo relacionarse con los niños, no saben qué necesitan los niños en cada etapa, ¿cómo vamos a pedirles que den una educación que fomente la creatividad, imaginación y capacidades de los niños?
El arte es imprescindible en este proceso de autoeducación del adulto.
En la facultad de educación se deberían dar menos conocimientos duros, y más habilidades como manejo del cuerpo, de la voz y emociones.
Si partimos de la base de que el maestro es el recurso educativo por excelencia… ¿cómo va a emocionar? ¿Cómo va a ser un buen modelo si su propia creatividad está dormida?
Mi sugerencia es haz talleres de crecimiento personal, teatro, música, pintura. Haz aquello que te guste y te de alegría. ¡Porque el entusiasmo es contagioso!
Entusiásmate y tus alumnos (e hijos) se entusiasmarán contigo.