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El juego, llave del aprendizaje

Si quieres preparar a tus hijos para que aprendan con facilidad, ten en cuenta que en la etapa de 0 a 7 años lo más importante es que puedan desplegar sus habilidades expresivas, motoras y sensoriales.

Esto ocurre a través del juego, con objetos variados, y en la naturaleza, explorando el mundo a través de su cuerpo y sus sentidos, en contacto consigo mismo y con los demás, divirtiéndose con canciones, rimas y juegos populares.

Prepararse para aprender

En la actualidad y cada vez más, podemos observar a niños con fracaso escolar teniendo una inteligencia normal o por encima de ésta, lo que ha llevado a plantear el problema desde nuevas ópticas.

Hoy día la neuroeducación explica como la raíz de las dificultades de aprendizaje suele radicar en problemas con la integración sensorial, la planificación motora y habilidades del lenguaje. De esto ya se habla hace mucho desde la pedagogía Waldorf, pero ahora la neurociencia lo ha rectificado: la mayoría de los trastornos de hiperactividad, déficit de atención, dislexia (problemas con la lectura y escritura), discalculia (problemas con las matemáticas), etc.,  que dificultan el aprendizaje,  son a causa de otros problemas de neurodesarrollo, es decir, de la madurez sensorial (sistema vestibular, percepción táctil, visual y auditiva) y motora (coordinación del movimiento, reflejos, lateralidad, dominancia), que a su vez inciden en gran medida en el desarrollo del lenguaje, base de otras muchas habilidades.

No nos debería extrañar que cada vez aparezcan más casos de fracaso escolar en una sociedad donde cada vez se comienza antes los procesos de aprendizaje académico (escritura…), donde los niños cada vez juegan y se mueven menos y se hace un uso desmedido de las nuevas tecnologías, que además de provocar aislamiento y sedentarismo, colapsan a los niños con exceso de impresiones, que aún no están  preparados para  procesar.

Durante los primeros años de vida los niños lo que necesitan es jugar, correr, saltar, trepar, reír, relacionarse entre ellos… Eso es lo que enriquecerá su red de neuronas facilitándoles más adelante un aprendizaje más rápido y una vida más feliz. No es la época de enseñar, sino de facilitarles el camino para aprender.

Desarrollo motor en los primeros siete años

El niño, desde su nacimiento hasta su madurez, pasa por diversas etapas evolutivas que se van solapando entre sí. Del correcto desarrollo de las primeras habilidades dependerá el desarrollo de las habilidades siguientes. Del desarrollo de habilidades físicas surgirán habilidades cognitivas como la atención, concentración y memoria y también emocionales como son el equilibrio, serenidad interior, autoestima,  capacidades sociales y comunicativas, respeto, empatía.

Desde el nacimiento hasta el primer año de vida, el cuerpo y la motricidad del niño sufren enormes cambios, que son los que le permitirán dar sus primeros pasos.  El bebé consigue como primera cosa  elevar y sujetar en el aire su cabeza, luego conseguirá elevar su pecho.  A los seis meses aproximadamente mantendrá erguido su tronco, se sentará. Se arrastrará, reptará, gateará y al año por fin, será capaz de elevarse completamente y de dar sus primeros pasos.  Estos  movimientos le permiten superar la pesadez del estado tumbado, consiguiendo la ligereza del ser erguido, lo que a su vez permitirá el desarrollo del lenguaje y a partir de este, el desarrollo del  pensamiento.

Sin embargo si el niño no tiene la suficiente movilidad en esos primeros meses, aunque aprenda a andar, es posible que más adelante padezca de problemas motores relacionados con esta fase, como son reflejos primitivos retenidos, deficiente desarrollo vestibular y de planificación motora, dificultad en el ajuste visual, problemas del lenguaje.

Recomendaciones para apoyar el desarrollo del lenguaje, del movimiento y la percepción sensorial

Bebé de 0 a 1 año:

  • Durante el primer año, ofrece al niño la posibilidad de moverse libremente y por él solo, sin adelantar artificialmente la postura sentada ni de pié. La musculatura del cuello necesita ejercitarse en el suelo, elevar la cabeza con fuerza y voluntad. Es fundamental que pueda rodar, arrastrarse, gatear. Ya tendrá toda la vida para andar.
  • Ten paciencia cuando el niño practica tirar cosas y nos pide que se la levantemos. Este movimiento es fundamental para ejercitar el movimiento de presión y soltar de la mano, claves para el desarrollo del lenguaje.
  • Evita el contacto con la TV y últimas tecnologías. Mucho mejor para su desarrollo auditivo y sensorial es el canto suave (aunque desafines), mecerlos, hablarles, recitarles rimas cortas y alegres con tacto, juegos de falda etc. Todo esto representa un vínculo cálido, amoroso y cercano,  que le va ayudando a distinguir sonidos, a percibirse a sí mismo y al adulto, a sentirse seguro. La interacción directa con otro humano siempre es mucho más estimulante y rica que cualquier estímulo electrónico.

De 1 a 7 años:

  • Deja que ande, trepe, corra, toque y explore su entorno.
  • En el parque,  que se columpie, tire del tobogán, subibaja…
  • Ofrécele un espacio seguro, donde pueda moverse con libertad.
  • En casa deja que ayude en tareas cotidianas como barrer, poner y quitar la mesa, cortar verdura, fregar, ordenar…
  • Cultiva la paciencia necesaria para fomentar su autonomía en el vestirse, comer y asearse.
  • Ayúdale a que duerma mucho y bien. Es en el sueño donde se integran los nuevos aprendizajes.
  • Cántale pequeños cuentos y rimas, háblale con naturalidad y correctamente.
  • Reduce al máximo la TV, móviles, tablets y demás dispositivos electrónicos.
  • Acompañale amorosamente, dejándolos ser.

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Sobre la autora
Tamara Chubarovsky

Soy creadora de las Rimas con Movimiento® y de Thono® (terapia holística del nombre), así como del uso del cuento como herramienta pedagógica.

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