En nuestro lenguaje, en nuestras palabras, tenemos un verdadero botiquín de primeros auxilios y también para situaciones difíciles crónicas.
El lenguaje siempre tiene un impacto a nivel físico, psíquico y mental, tanto en el que habla como en el que escucha. Evidentemente también puede ser dañino. Pero utilizándolo a consciencia, puede ser de enorme ayuda, tanto para apoyar el sano desarrollo de los niños como para ayudarlos en situaciones difíciles.
Te voy a hablar de tres ámbitos de acción sanadora de la palabra:
- El lenguaje coloquial, el diálogo.
- Las rimas y versos.
- Los cuentos.
1. Lenguaje coloquial
Cuando hablamos, solamente el 20 % lleva el contenido conceptual de lo que queremos decir. El otro 80 % transporta información emocional, que generalmente emitimos de manera inconsciente a través de nuestros gestos, tono y ritmo del habla, es decir a través de la prosodia.
Cuánto más pequeños son los niños, tanto mas les llega el contenido emocional y menos el conceptual. Por eso siempre insisto en la importancia de ser muy conscientes de cómo hablamos a los niños. Son muy dañinas frases irónicas como “qué bonito no”, o “te lavas los dientes”, es decir preguntas con fórmula de mandato, etc. Todo esto les genera mucha confusión mental y mucha inseguridad emocional.
Bernd Ruf, en los seminarios de Pedagogía de emergencia explica como en casos de shock, se produce una desconexión del córtex y una sobreactivación de la amígdala y cerebelo, el cerebro instintivo. Esto nos permite reaccionar rápido sin intervención de la reflexión. Esto hace que se pierda la capacidad de percepción cognitiva y que las personas bajo shock perciban y entiendan ante todo el mensaje emocional de nuestras palabras.
Las indicaciones que da Bern Ruf para estas situaciones son idénticas a las que indico para dirigirnos niños pequeños, es decir:
- Haz frases cortas y simples.
- Cuida tu manera de hablar, tu tono emocional.
Es muy importante evitar el lenguaje duro y frío. En cambio es fundamental ser capaces, por ejemplo, de hablar con energía, pero libres de toda agresividad. Y sobre todo es muy importante ser capaces de hablar con calidez, redondez y envoltura. (Puedes ver el ejemplo de cómo hacerlo en estos vídeos).
Nuestras palabras pueden actuar como verdadero bálsamo protector, como cálida envoltura. Y si el contenido de nuestras palabras es importante, también lo es dar espacio a la escucha. Y tan importante como eso es la cualidad de nuestra voz y el ritmo e intensidad de nuestro habla.
Nuestras palabras y modo de hablar, colmado de conciencia y coherencia aporta seguridad emocional y claridad mental, tanto a nosotros como a los que nos escuchan.
Nuestra emoción impregnada en nuestras palabras baña al interlocutor y lo contagia. Y lo que queremos es dar un baño de estabilidad, seguridad y confianza.
2. Las Rimas con movimiento®️
Las Rimas con movimiento®️ son en sí mismas un vehículo para estabilizarnos tanto a nosotros como a los niños.
Cuando ocurre un shock y estamos con niños, primero tenemos que estabilizarnos nosotros para poder estabilizarlos a ellos. Sin embargo muchas veces hay poco tiempo. Las Rimas nos permitirían realizar las dos cosas a la vez.
Vayamos por partes.
Antes te hablé del efecto de la manera de hablar y de las emociones de nuestras palabras. Ahora me voy a centrar en otro aspecto: en el efecto de nuestra articulación.
Articular significa pronunciar claramente las consonantes, con una buena dicción. Es fundamental que los niños logren una buena articulación, ya que a través de ella ocurre un proceso de maduración, de presencia en el propio cuerpo. Hablar con claridad siempre nos aporta mayor presencia del yo, mayor estado de encarnación y claridad mental. En cambio una articulación poco clara, denota y promueve, menos presencia y un estado mental más difuso. La propia articulación ayuda estructurar el cerebro, especialmente las áreas del pensar. Una articulación clara permite un pensamiento claro.
Bernd Ruf también explica cómo en situaciones de shock, el Yo tiende a salirse del cuerpo, hay peligro de una rápida disociación. Y sugiere diferentes estrategias para mantenerse centrado, presente, para anclar el yo y evitar esta disociación o bien para conseguir una rápida vuelta a la normalidad.
Entre los recursos menciona: “Decir frase gramaticalmente correctas y enteras y con buena articulación”.
En las Rimas con movimiento®️ siempre están presentes estos dos factores, pero hay más.
Ante una situación de shock, nuestros hemisferios cerebrales se separan. Mejor dicho, las conexiones interhemisféricas se congelan, se interrumpe el circuito de transmisión a través del cuerpo calloso. Y los movimientos de cruce de manos y dedos pueden evitarlo o facilitar su restauración. Este punto de cruce en el cuerpo calloso es otro “anclaje del yo”, por eso al hacer movimientos cruzados sentimos como estamos más centrados y conscientes.
Muchas de mis Rimas con movimiento®️ contienen este tipo de movimientos cruzados, ya que en la infancia es fundamental apoyar esta integración hemisférica, que acompaña la madurez de la auto-conciencia. Hay un salto de conciencia en el momento en el que los niños consiguen el cruce (en torno a los 5 o 6 años).
Otro estrategia que aporta Bernd Ruf para evitar que el yo se disocie y salga del cuerpo ante una situación de shock es el zapateo intenso, ya que esto nos conecta con la tierra.
La Torre
Un ejemplo que muchas personas conocéis es mi Rima La Torre. Contiene todos estos elementos estabilizantes: zapateo, movimientos cruzados, frases completas y buena articulación. Y cuenta con dos factores más: el efecto sanador del sonido y de las palabras.
Todos los fonemas tienen un efecto. La R aporta alegría, la L calma etc. En mis Rimas están integradas estas pautas sanadoras del lenguaje del Arte de la Palabra de Rudolf Steiner. Por eso la rima de La Torre está basada en la T, uno de los sonidos que más centra.
A su vez la imagen aporta seguridad, nos ayuda a sentir el propio cuerpo o bien nuestra casa, como un lugar seguro.
Hay muchas rimas muy útiles para situaciones de emergencia o para estabilizar durante largos períodos, pero ésta es una básica para el botiquín de primeros auxilios, ya que también puede ayudarnos a estabilizarnos a nosotros mismos, para luego poder estabilizar a nuestro entorno.
3. Los cuentos sanadores
Otro recurso maravilloso son los cuentos. A través de ellos podemos transmitir a los niños imágenes sanadoras que les ayuden a superar momentos difíciles. Entre los cuentos clásicos seguro podemos encontrar imágenes similares a las de la situación en la que queremos ayudar. Siempre en los cuentos vemos cómo se superan adversidades y se resuelven conflictos, expresados a través de metáforas, que es como deben llegar estas enseñanzas a los niños.
También podemos crear una historia específica para la situación. Importante primero es intentar buscar una metáfora, que permita transmitir nuestro mensaje con un lenguaje que no sea demasiado directo.
4 pasos para componer un cuento sanador:
- En el primer paso describe la imagen, antes del suceso dramático.
- En el segundo paso describe el conflicto.
- En el tercer paso muestra el camino a la resolución, las vías de superación del conflicto, los ayudantes.
- Para terminar en un cuarto paso con un final feliz, la vuelta a normalidad con una transformación positiva.
Por ejemplo hace poco me pidieron un cuento para una niña que había tenido un accidente al cruzar la calle y toda la familia estaba bajo shock. Elegí la imagen de una familia de ardillas que saltaban de un árbol a otro.
También en estos días me pidieron un cuento para unos hermanos que habían perdido a su padre y elegí la imagen de un río que se secó.
En el caso del coronavirus inventé el personaje de El Bichito insolente con corona y capa para hacerse transparente. Lo tienes aquí en diversos idiomas, en audio y en teatrillo de mesa en una versión más corta.
Espero que salgamos de esta crisis transformados positivamente. ¡Mucho ánimo a todos!