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Leer: El camino de la fantasía a la imagen abstracta

Hoy veremos:

  1. Cómo conseguir que los niños generen imágenes mentales.
  2. Cómo conseguir que pasen de las imágenes mentales al símbolo.
  3. Cómo conseguir que asocien un símbolo con un sonido (letra S con sonido /s/).

Si prefieres escuchar el artículo lo tienes como podcast en Spotify y en Ivoox.

Los niños comprenden e integran mejor la información si es a través de imágenes que susciten emociones y vivencias.

Los niños viven en un mundo imaginativo, no abstracto y su aprendizaje es mucho más efectivo, integral y respetuoso, si somos capaces de acompañarlos en esa transición de la imagen, del mundo imaginativo de los cuentos,  al símbolo frío y abstracto que supone una letra.

Para que esto funcione de manera óptima, para que el aprendizaje de la lectoescritura sea fácil y rápido, deben haber adquirido la capacidad de crear imágenes mentales. 

Hace poco me preguntaron: «¿Y cómo sé cuando está lista esta capacidad? ¿Acaso no lo está desde siempre? ¡Si los niños tienen mucha fantasía e imaginación!»

La diferencia entre imaginación y capacidad de crear de imágenes mentales

A los 4 y 5 años los niños deberían tener imaginación y fantasía. Puedes verla en ellos cuando cogen un bloque de madera y un día ven en ese bloque una lancha, otro día una pizza, y otro un teléfono. Pareciera que los objetos les susurran y les dan ideas.

En esta etapa también son capaces de escuchar el mismo cuento durante semanas. Se lo saben de memoria, pero es una memoria que se activa cuando empiezas a narrar el cuento, y es muy difícil que lo recuerden y narren ellos solos, sin un estímulo externo. 

Su memoria depende de las circunstancias, es una memoria local (se activa al pasar por un lugar, ver algo de nuevo…) y rítmica, es decir, que se activa ante experiencias rítmicas y repetitivas como  son las rimas, canciones y cuentos que les cuentas regularmente. 

También es una memoria más asociativa. Estás contando algo y de repente les surge un recuerdo que no viene a cuento, pero que ellos han relacionado. 

Pues bien, veamos la diferencia con una capacidad de memoria abstracta y de creación de imágenes internas o mentales. 

Indicativos de madurez en la capacidad de creación de imágenes mentales

Este es un paso de gigante, que implica que los niños ya son capaces de retener recuerdos y devolverlos sin estímulos externos. 

  1. Son capaces de escuchar un cuento, retener en su imaginación las imágenes que crearon mientras lo escuchaban, y al día siguiente narrarlo con sus propias palabras. Esta es la misma capacidad que necesitan para mantener en la mente la imagen de una letra, visualizarla interiormente, y  poder sacarla (escribirla) cuando se requiera. Es una capacidad relacionada con la memoria y discriminación visual de símbolos abstractos, que es necesaria para manejarse con letras y números. 
  2. También es el momento en el que si les enseñas media figura humana (solo un lateral) reconocen sin dificultad la figura humana y completan el resto del dibujo… es decir, han podido imaginarse la otra parte. 
  3. Otra manera de comprobar esta capacidad es cuando los niños son capaces de escuchar atentamente un cuento de unos diez minutos, sin soporte visual. Están atentos e interesados porque mientras escuchan se están imaginando todo lo que les estás contando. Si se aburren, no consiguen atender…  suele ser señal de que no está madura su capacidad de atención (sentido vestibular), pero también de que no está madura la capacidad de imaginar interiormente. 

Cuando esta capacidad no está aun desarrollada no te queda más remedio que repetir, repetir y repetir… Por eso es perfecto para los niños de 3 años contarle el mismo cuento un mes entero. Porque así les ayudas a fijar las imágenes y van desarrollando su memoria. Pero utilizar esa época dorada de su vida para repetir las mismas letras mecánicamente durante un año entero, porque no consiguen integrarlas, es una verdadera pérdida de tiempo. Y para mí es además un delito, es robar infancia, robarles tiempo de juego y de despliegue de la imaginación.

De la imagen al símbolo

Desde la pedagogía Waldorf recomendamos esperar hasta los 6 años para enseñar a escribir, ya que es cuando la mayoría de niños está preparado para ello. Entonces los acompañamos en el proceso de transformar la imagen en símbolo (letra) a través de un proceso creativo que incluye cuentos, rimas y dibujos. De esta forma no les resulta tan duro el proceso hacia la escritura, que en esencia es una convención de símbolos basados en palitos y bucles. 

Te pongo un ejemplo, el más evidente. En vez de decirles “esta es la ese”, le contamos una historia de una serpiente y después transicionamos hacia el símbolo.

En cierta forma se trata de recapitular la manera en la que la humanidad desarrolló la escritura a partir de una imagen. 

Este camino también facilita la asociación entre letra y su sonido correspondiente, entre grafema y fonema.

Hoy día desde la neurociencia también se afirma que este complejo proceso de asociación de estímulo visual (letra) con auditivo (sonido/fonema) es una capacidad qué no madura sino hasta los 6 años más o menos (dos años arriba, dos años abajo). Es decir, si bien es posible que existan niños (sobre todo niñas) que con 4 años muestran facilidad para escribir y leer, la gran mayoría aún está bastante lejos de lograrlo. Con 6 años, la mayoría si que está preparado, si bien habrá aún un número importante de niños que sigan teniendo dificultad. Eso es porque el área cerebral 39 de Brodmann, el giro angular, que es la que se ocupa de esta tarea tarda en madurar. 

El foniatra H. Brauer afirma que la capacidad de diferenciación óptica (discriminación visual) que base para la lectura y la escritura, madura mayoritariamente entre los 5 y 6 años.

Existen demasiados niños con la autoestima por los suelos porque demasiado pronto se les exigió algo para lo que aún no estaban fisiológicamente preparados. 

Termino con unas preguntas para la autoreflexión:

  • ¿Quiero enseñar solo para una quinta parte de la clase o prefiero tener una didáctica que incluya a todos? 
  • ¿Quiero estigmatizar prematuramente a niños con la carga de una autoimagen, autoconcepto y autoestima deficitaria, porque demasiado pronto tuvieron la experiencia de sentirse incapaces? ¿Quiero que esta creencia limitante les marque los siguientes años?  
  • ¿O quiero enseñarles a escribir de la manera más adecuada para su edad e integrando las diferencias de mis alumnos? 

Tienes dos opciones. Una es repetir y repetir como un lorito lo mismo, hasta qué por hartazgo consigan aprender. La otra es generar experiencias que impliquen no solo la cabeza, sino también las emociones y el movimiento. Y todo teniendo realmente en cuenta la edad de tus alumnos.

Hay muchas maneras de «cumplir» con los requerimientos oficiales de bases de lectoescritura en la etapa de infantil y, a la vez, ser respetuosos con su desarrollo y diversidad. 

Una manera diferente de enseñar la lectoescritura es posible.

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Sobre la autora
Tamara Chubarovsky

Soy creadora de las Rimas con Movimiento® y de Thono® (terapia holística del nombre), así como del uso del cuento como herramienta pedagógica.

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