Según diversos estudios, el desarrollo cognitivo es mayor si se aprende música. En tanto, el uso frecuente de dispositivos en niños de 1 a 3 años puede afectar su cerebro.
A continuación les dejo con un artículo que salió en noviembre 2015 en el País. Me gustó mucho, aunque matizaría que aunque, como dicen, tocar instrumentos activa enormemente áreas del cerebro relacionadas con la inteligencia, no menospreciaría los inmensos beneficios del teatro. Este, como comentan en el artículo, tiene un gran impacto sobre las habilidades sociales. Pero no solo eso, también a través de clases de teatro podemos potenciar múltiples habilidades, incluidas las motrices, sensoriales, y cognitivas. Cuando daba teatro a niños, introducíamos transversalmente la música, cantábamos, tocábamos instrumentos de percusión, bailábamos, hacíamos juegos de coordinación, cooperación, rimas con movimiento, jugábamos cuentos etc. Lo destaco, porque en el caso de grupos de niños, y sobre todo, cuando son menores de 9 años, es un recurso de un potencial inagotable, sobre todo si se hace desde una perspectiva lúdica y amorosa. A su vez en las Rimas con Movimiento encontramos todos los componentes de estímulo equivalentes a tocar un instrumento, para niños menores de 1 a 6 años.
Tamara Chubarovsky, diciembre 2015
En los tiempos que corren, con los dispositivos móviles de todos los tamaños, colores y prestaciones que controlan prácticamente toda nuestra agenda (¿y, por qué no, nuestra vida?), la formación intelectual de los niños parece ir a una velocidad que muchas veces los mayores no alcanzamos a comprender. Por ejemplo: que un chico en sus primeros años de vida pueda vencer en la Play a sus padres; o que pueda manejar mucho mejor los modernos smarthphone de hoy, como reales expertos, es una situación casi tan común como el uso del celular en sí. Los chicos son más inteligentes.
Entonces, el dilema que se plantea es cómo hacer para que los chicos desarrollen esa capacidad para que puedan alcanzar su máximo potencial. Y este es una situación que se planteó desde siempre. Le pasó a nuestros padres con nosotros, a ellos con los suyos y así sucesivamente. Pero, desde luego, no siempre existieron las mismas alternativas.
En los tiempos que nos tocan, donde la tecnología está más presente que nunca en nuestras vidas cotidianas, la ciencia, sin embargo, aporta evidencias de que la mejor forma de ayudar al desarrollo cognitivo de los niños es mantenerlos lejos de los resplandecientes dispositivos electrónicos de hoy (particularmente entre los 1 y 3 años), y acercarlos a las artes, especialmente a la música. Y no sólo para escucharla, sino para crearla.
Actividades artísticas: mejor música que teatro
Un estudio de la Universidad de Toronto, publicado en la revista Psychological Science, comparó a cuatro grupos de niños de seis años. Durante un año, un grupo estudió piano; otro, canto; otro, arte dramático; y otro grupo no recibió lecciones de ninguna clase, aparte de las clases regulares. A todos se les practicaron pruebas de inteligencia antes y después, y se encontró que en los dos grupos que recibieron lecciones de música hubo un aumento en varias medidas de inteligencia mayores que en los otros. El grupo que recibió lecciones de arte dramático también tuvo un aumento, pero no fue en las áreas relacionadas con el desarrollo cognitivo, sino en las de conducta y adaptación social. El grupo que no recibió lecciones registró un aumento menor en las pruebas.
Dispositivos tecnológicos: a partir de 3 años
El uso frecuente de estos dispositivos por parte de menores de entre uno y tres años puede afectar no sólo a su cerebro, sino también a sus capacidades de desarrollo social y emocional. Así lo determinó un estudio de la Universidad de Boston, que fue publicado en la revista Pediatrics. Los teléfonos inteligentes (smartphone) y las tabletas generan estímulos tan rápidos e intensos que el cerebro de los pequeños no tiene la capacidad suficiente para controlaros. “La tecnología nunca va a mejorar la capacidad de inteligencia de base. Puede ser un complemento y fomentar algunas cualidades, pero nunca va a mejorar el patrón de fondo”, le explica al diario El País, Maximino Fernández Pérez, pediatra del centro de salud de La Felguera (Asturias), psicólogo y vocal de Psiquiatría Infantil de la Sociedad Española de Pediatría (AEPED).
Otras formas de estimular la inteligencia de los chicos
Pero hay otras muchas cosas que se pueden hacer en la vida cotidiana para estimular el desarrollo cerebral de los niños y también otras muchas que tienen buena fama pero en realidad no son tan útiles.
– No sirven los videos con imágenes y música para menores de 2 años: Se trata de esos viejos videos que principalmente se comercializaban en DVD, aunque ahora se pueden encontrar en YouTube. En ellos hay imágenes sencillas de dibujos, muñecos o niños que van pasando al ritmo de piezas de Mozart o Beethoven. Se comercializaron con la idea de ser educativos, pero, tras un litigio, la compañía (Disney) terminó por anunciar que devolvería el dinero a quienes se sintieran afectados porque, después de verlos, sus niños no parecían más listos y porque hubo estudios que así lo desmintieron. De hecho, la Academia Americana de Pediatría advierte de que los menores de dos años ni siquiera deben ver televisión.
– Programas de entrenamiento cerebral para la memoria a corto plazo: En los últimos años han proliferado escuelas y programas, juegos electrónicos y hasta aplicaciones para móviles con el objetivo de entrenar y estimular el desarrollo cerebral. Sin embargo, ninguno se apoya en sólidas bases científicas. Un grupo de niños de entre siete y nueve años de edad formó parte de un estudio de la Universidad de Cambridge para el que recibieron 25 sesiones de entrenamiento de memoria a corto plazo y comprobaron que, si bien hubo ciertas mejoras en esa parcela, no sucedía lo mismo para otras habilidades más amplias como matemáticas, lectura o escritura. “Si a un niño lo llenamos de conocimientos pero no permitimos que desarrolle su capacidad, no lo hacemos más inteligente. Lo hacemos más sabiondo. Quizá con estos programas parezca que el niño avanza más que sus compañeros en determinadas áreas, pero al final los compañeros lo alcanzan y ellos habrán perdido otras capacidades que tienen que ver con el juego libre y el desarrollo de la creatividad. El desarrollo cerebral no es un proceso que pueda acelerarse sin perder sus propiedades”, asegura Álvaro Bilbao, doctor en Psicología, neuropsicólogo y autor del libro El cerebro del niño explicado a los padres..
– Ver películas en inglés: Sean dibujos animados o no. Cada día un ratito. Para Bilbao “esto es más efectivo que un colegio bilingüe sin profesores nativos”. Según el Estudio Europeo de Competencia Lingüística, los españoles no entienden inglés porque siempre han escuchado la televisión doblada al español, cuando la escucha y la ve en versión original mejora un 21% los resultados de los estudiantes en comprensión oral. En nuestro país, este es un tema que quizás no se tuvo en cuenta cuando en 2013 se aprobó por decreto la Ley de Doblaje, que dice que “la programación que sea emitida a través de los servicios de radiodifusión televisiva contemplados por la Ley Nº 26.522, incluyendo los avisos publicitarios y los avances de programas, debe estar expresada, en el idioma oficial o en los idiomas de los Pueblos Originarios». Quizás en algunos años, nosotros seamos los que tengamos problemas con el idioma inglés. Pero quién puede asegurarlo.
– Lectura nocturna: siempre entre dos: El clásico cuento en la noche, antes de dormirse los chicos, es quizás un hábito que está en extinción. Quizás justamente por tanto aparato tecnológico. Sin embargo, es algo que debemos reflotar. Según un estudio realizado en Canadá, lo que realmente mejora sus habilidades y estrategias de aprendizaje es compartir esa lectura: una página cada uno.
No obstante, el amor sigue siendo lo más importante
Fernández Pérez destaca, no obstante, que lo más importante y eficaz para desarrollar la inteligencia de los chicos sigue siendo lo que en definitiva más nos gusta; y al mismo tiempo lo que más “nos presiona”. Quererlos, cuidarlos y compartir la vida con ellos, reforzando conductas positivas, apoyándolos, jugando (“tirados en el suelo si es necesario”), socializando, dejando que se equivoquen, dialogando todos los problemas. “El niño debe saber que tiene detrás unos padres que lo quieren y se preocupan por él”, afirma el pediatra, y además recuerda la importancia del aprendizaje por imitación. “Los padres somos el modelo de nuestros hijos”.
Fuente: El País.
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