Esta actividad tan sencilla y llena de magia es perfecta tanto para celebrar el inicio de la primavera el día 21 como para que toda la primavera esté llena de aprendizajes, tanto en casa como en la escuela.
Cultivar en semilleros
Solo necesitas hueveras de cartón, una bandeja de plástico y, por supuesto, tierra y semillas..
Puedes empezar a hacer acopio de semillas estos días y sembrar el día 21, como actividad especial para celebrarla.
La tierra
Que tenga nutrientes, una mezcla de turba, arena que puedes enriquecer con trocitos de cáscara de plátano y granos de arroz.
Las semillas
Puedes comprarlas, pedir a los niños que las traigan (o las dos combinadas)
Semillas de frutas que coman
Pide a los niños que traigan las semillas de las manzanas, las naranjas, las mandarinas o la fruta que hayan comido en casa.
Esta experiencia les hace darse cuenta de cómo puede crecer otro árbol de la semilla de una fruta que han comido. Además esto les motiva a comer fruta y les permite ver las semillas como algo valioso (en vez de como algo molesto, ahora que están de moda las sandías sin pepitas).
Y si plantas calabazas o calabacines, y luego las trasplantais a algún rincón de la escuela podrán ver los frutos dentro de unos meses.
Semillas de plantas aromáticas
Compra o consigue semillas de plantas aromáticas. Lo bueno es que podrán ver el proceso de crecimiento completo y, además, podrán comerlas.
Por ejemplo: perejil, albahaca, menta. La albahaca es muy agradecida y fácil de cultivar.
En la variedad está el aprendizaje
Lo ideal es que sembráis distintas variedades de semillas, porque ahí viene lo interesante.
Gracias al proceso de plantar y ver crecer, los niños (y nosotros) obtenemos un montón de aprendizajes implícitos.
Porque aunque sembreis todo el mismo día y las regueis igual cada planta tiene sus tiempos.
Unas salen muy rápido y nos reconfortan porque pronto sabemos que todo va bien. Mientras que otras necesitan su tiempo y requiere de nuestra constancia, perseverancia y confianza para seguir regándolas aunque parezca que de ahí no va a salir nada.
¿Qué aprendizajes trae a los niños?
- Paciencia (esperar a que broten, crezcan, florezcan…)
- Constancia, al tener que regar periódicamente.
- Asombro, capacidad de maravillarse.
- Observar los cambios sutiles día a día.
- Alegría, cuando celebras cada nuevo brote.
¿Y qué aprendemos nosotros?
Al hacer esta actividad junto con los niños recordaros que la crianza y educación se trata:
- Preparar la tierra (es decir, el ambiente, el espacio físico)
- Cuidar cálidamente, como lo hace el sol.
- Nutrir a diario, como el agua.
Y dejar que cada niño, cada semilla potencial, vaya despertando y creciendo a su tiempo, sin presionar ni querer transformarlos en otra cosas, aceptando su esencia perfecta.
Porque igual como aceptamos que en el jardín crecen cipreses y rosales, margaritas y hierba, esta experiencia de sembrar nos ayuda a recordar que cada niño es perfecto y trae en sí mismo latente la semilla de lo que vino a ser. y nuestra labor no es cambiarlo sino ayudarlo a florecer.